El calendario dice que hoy se celebra el Día de la Industria.
¿Habrá festejo en las calles?
¿Saldrán los empresarios y banqueros y obreros industriales a llenar las plazas de los pueblos cubiertas de guirnaldas y lanzando al cielo fuegos artificiales, alegres y agradecidos porque volvió un Estado que fomenta y defiende la industria nacional?
Difícil que el chancho silbe.
Seguramente habrá actos recordatorios y una placa aquí y otra más allá.
Pero como en el origen de este día, allá por 1587, ya había banqueros y contrabandistas que se frotaban las manos con el primer envío de tejidos y bolsas de harina hacia el Brasil, escondiendo y sacando plata y oro del Potosí en la primera exportación industrial, algo nos alerta que esas dos caras de la moneda continúan 5 siglos después.
Hay gente muy importante que esconde oro y plata, o su equivalente en dólares, al cobijo de un proyecto de país que recuperó la Argentina desde el 2003.
Son los que fueron “peronistas” con el primer Perón. Y socios de la “revolución fusiladora” con la dictadura de Aramburu y Rojas.
Fueron “desarrollistas” con Arturo Frondizi. Y socios parasitarios del capital extranjero y de la oligarquía vacuna que lo derrocó.
Fueron “radicales” con Arturo Illia. Y sumisos y obedientes con el dictador Onganía y su ministro Krieger Vasena el mismo día del golpe.
Fueron de nuevo “peronistas” con Perón y Gelbard. Y acérrimos golpistas con la dictadura cívico-militar de Videla y Martínez de Hoz.
Algunos, los menos, fueron “kirchneristas” hasta no hace mucho. Y ahora aplauden el plan neoliberal que les expuso sin vergüenza el candidato Sergio Massa y dicen que “Cristina no escucha”.
Ejemplo: De Mendiguren y Brito.
Por eso decimos que en aquel 2 de abril de 1587 ya estaban incubadas las dos caras de la industria nacional.
O son contrabandistas del desarrollo.
O son industriales de la esperanza colectiva.
El proyecto de país iniciado por Kirchner y profundizado por Cristina dio muestras más que suficientes de apostar a la industria nacional y avisó el lado que eligió en esta historia, siempre.
Valen dos ejemplos recientes:
La ministra Débora Giorgi encabezó una reunión con representantes de terminales automotrices, fabricantes y proveedores de componentes del sistema eléctrico-electrónico para avanzar en la sustitución de importaciones de piezas como antenas, lámparas, faros y baterías.
Antes, lanzó la segunda etapa del proceso de sustitución de importaciones para petróleo y gas con empresas petroleras, contratistas y proveedoras en la sustitución de más de 200 productos identificados para ser fabricados localmente.
O sea.
Argentina festeja este día con harina y tejido artesanal.
El Argentino, lunes 2 de septiembre de 2013
¿Habrá festejo en las calles?
¿Saldrán los empresarios y banqueros y obreros industriales a llenar las plazas de los pueblos cubiertas de guirnaldas y lanzando al cielo fuegos artificiales, alegres y agradecidos porque volvió un Estado que fomenta y defiende la industria nacional?
Difícil que el chancho silbe.
Seguramente habrá actos recordatorios y una placa aquí y otra más allá.
Pero como en el origen de este día, allá por 1587, ya había banqueros y contrabandistas que se frotaban las manos con el primer envío de tejidos y bolsas de harina hacia el Brasil, escondiendo y sacando plata y oro del Potosí en la primera exportación industrial, algo nos alerta que esas dos caras de la moneda continúan 5 siglos después.
Hay gente muy importante que esconde oro y plata, o su equivalente en dólares, al cobijo de un proyecto de país que recuperó la Argentina desde el 2003.
Son los que fueron “peronistas” con el primer Perón. Y socios de la “revolución fusiladora” con la dictadura de Aramburu y Rojas.
Fueron “desarrollistas” con Arturo Frondizi. Y socios parasitarios del capital extranjero y de la oligarquía vacuna que lo derrocó.
Fueron “radicales” con Arturo Illia. Y sumisos y obedientes con el dictador Onganía y su ministro Krieger Vasena el mismo día del golpe.
Fueron de nuevo “peronistas” con Perón y Gelbard. Y acérrimos golpistas con la dictadura cívico-militar de Videla y Martínez de Hoz.
Algunos, los menos, fueron “kirchneristas” hasta no hace mucho. Y ahora aplauden el plan neoliberal que les expuso sin vergüenza el candidato Sergio Massa y dicen que “Cristina no escucha”.
Ejemplo: De Mendiguren y Brito.
Por eso decimos que en aquel 2 de abril de 1587 ya estaban incubadas las dos caras de la industria nacional.
O son contrabandistas del desarrollo.
O son industriales de la esperanza colectiva.
El proyecto de país iniciado por Kirchner y profundizado por Cristina dio muestras más que suficientes de apostar a la industria nacional y avisó el lado que eligió en esta historia, siempre.
Valen dos ejemplos recientes:
La ministra Débora Giorgi encabezó una reunión con representantes de terminales automotrices, fabricantes y proveedores de componentes del sistema eléctrico-electrónico para avanzar en la sustitución de importaciones de piezas como antenas, lámparas, faros y baterías.
Antes, lanzó la segunda etapa del proceso de sustitución de importaciones para petróleo y gas con empresas petroleras, contratistas y proveedoras en la sustitución de más de 200 productos identificados para ser fabricados localmente.
O sea.
Argentina festeja este día con harina y tejido artesanal.
El Argentino, lunes 2 de septiembre de 2013
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