*Hernán Letcher, secretario general de Segundo Centenario en una entrevista mano a mano con El Mensajero Diario.
Hernán Letcher, secretario general de Segundo Centenario, explicó en “El Mensajero Diario” algunas claves para entender en qué consiste el blanqueo de dólares. Habló de la oposición, que actúa como vocera de ciertos sectores de la sociedad. Aseguró finalmente que no hay una crisis cambiaria, y que hay una serie de operaciones para que el proceso fracase.
Para él, Néstor fue un hombre transgresor, que pateó todos los preceptos de la política, pero además lo hizo desde un lugar, donde podía haber especulado, viniendo de un país que había sido incendiado, y que había que reconstruir desde las cenizas.
¿En qué consiste el blanqueo de dólares?
Son dos herramientas que apuntan a complementar la política de control de regularización cambiaria que viene llevando adelante el Gobierno, desde hace rato. Esta política, acertadamente, logró controlar la fuga de capitales, que es la salida de riqueza o excedentes, que no vuelve al sistema productivo, sino que sale de la economía argentina y, en general, sale en forma de dólares. La política del Gobierno ha podido controlar esa fuga, que era un problema recurrente en el país, pero, particularmente, de los procesos de industrialización. El Gobierno ha hecho bien la política en términos de control pero eso ha significado también la necesidad de poner en la cancha algunos instrumentos para reorientar las inversiones: ese dinero que hoy no se fuga, ¿Qué hacemos? Hoy hay dos propuestas. Para el dinero que hoy no se ha fugado está la Comisión de Valores trabajando con algunas herramientas. La plana mayor de la economía ha planteado estas herramientas: una es una inversión en un bono energético en dólares y la otra es un bono certificado para comprar inmuebles. Esta última, apunta a reactivar en parte la actividad inmobiliaria, que por esta especulación en relación al dólar, se había visto de alguna manera afectada.
¿Por qué considerás que un sector de la sociedad manifiesta que no se trataría de buenas medidas?
Porque ellos son los jefes de todas las especulaciones financieras de nuestro país. Porque hay una disputa que se expresa en el plano político y económico. Y la disputa tiene que ver con hacer estallar este modelo económico. En estos últimos días, varios actores de la oposición dijeron que el modelo está agotado. Hacen referencia a esto; es la misma relación política con su correlato económico. Cuando veía la conferencia de prensa de estos anuncios, estaba en CN23 y había unos 10 televisores, cada uno en un canal distinto. En nueve canales decía “Conferencia de prensa” y en TN decía “El dólar supero los $10”. Es el reflejo claro de que hay una operación tendiente a generar psicosis en el conjunto de la sociedad argentina, de un sector económicamente muy privilegiado; asociados a los sectores políticos que actúan de voceros, y que apuntan, en esa operación política, al deseo de comprar el dólar a cualquier precio. Cuanto más crea el argentino, que esto estalla mañana, más rápido se hace esta operación. Si yo creo que mañana va a estallar todo, si tengo $5 pesos en el bolsillo, voy a comprar dólares, así me den medio dólar. Desde el punto de vista político, estos dos instrumentos son los elementos de respuestas de esta operación. Me parece que vistos desde esta óptica, son la razón principal, por la cual estos elementos son positivos porque alguno puede decir -como pasa con una moratoria- que en realidad a aquel que cumplió lo estamos perjudicando. Es cierto, hay una inequidad entre uno y otro, pero también es cierto el efecto sobre la economía que implica esta operación política. Y si nosotros, los argentinos, no hacemos nada para que lo que está afuera vuelva para acá y se inserte en nuestra economía, no tenemos forma de revertir la situación. El diario Clarín titulaba -al otro día de las mediadas: “El gobierno reconoce la crisis cambiaria”. No hay una crisis cambiaria, hay una serie de operaciones para que el proceso fracase (ver recuadro).
Aquellos que tienen inversión en Argentina, no les interesa la devaluación porque no piensan en dólares. Se vio con mucha claridad en la crisis del 2001, en donde los trabajadores estábamos casi afuera de la cancha. Desde la dictadura en adelante, hubo una política claramente orientada a que los trabajadores tuviéramos ese rol subordinado que quiere la derecha, y la verdad es que teníamos un escaso poder de juego. Yo militaba en las organizaciones sociales y solíamos cortar ruta, nuestro poder como trabajadores era bastante limitado. Y en ese momento, las fracciones de capital, que disputaban y que finalmente resolvieron la crisis del 2001 y 2002, eran aquellas que apuntalaban una devaluación contra los que apuntalaban una dolarización. Es la misma alianza. Las alianzas que se plantearon en aquel momento son muy parecidas, y su núcleo no es puramente económico; son algunas pocas empresas o personajes que tienen mucha plata, pero asociados a ellos hay muchos sectores de la oposición política, del sindicalismo. Como Moyano, que al principio de año dijo que en realidad el empleo empezó a crecer en Argentina no cuando llegó Néstor, sino antes, cuando cayó la convertibilidad. Bueno, habría que agregar que: cuando se cayó la convertibilidad fue la pesificación asimétrica: un proceso de devaluación tremendo que significó que los trabajadores perdieran un 10% de su participación en el ingreso. Eso lo dijo un sindicalista que dice ser el secretario general de una central sindical, es insólito pero está jugando este mismo partido.
¿Qué te parece lo de la reforma judicial?
No soy un experto sobre la cuestión. Considero que en el 2001 también se pusieron en crisis los distintos estamentos de la sociedad. El que más lo pagó fue la política, eran la peor lacra de la historia. La ley de medios también fue el debate de la crisis del periodismo, de la comunicación, de temas éticos y morales. Finalmente, le tocó a la justicia. A mí me parece maravilloso que demos este debate, creo que es importante que se sostenga en el tiempo. No soy un experto de las cuestiones particulares de la reforma, pero lo que sí vi, por cercanía familiar, es que el Poder Judicial funciona como una casta, y los jueces tienen un tratamiento que se lo hacen pesar a sus propios empleados. En el ámbito judicial funcionan como si fueran superhombres que poseen ciertos privilegios; y estaría bien que esos privilegios se acaben. Cuando Cristina dice “democratizar”, democratizar en todos los ámbitos es esto: que todos podamos discutir, debatir, que finalmente lo que se logre sea una conquista de la mayoría. Me parece razonable lo del Consejo de la Magistratura; que algunos de los que están en el Poder Judicial tengan que ver con el conjunto de la sociedad, no que estén siempre al margen de lo que planteamos todos. Esa cuestión uno la ha visto en los debates, les obsesiona no perder ese privilegio y por eso no quieren que se modifique. Es importante que se dé el debate en la sociedad, no solo en el recinto. Yo hago un micro de economía que se llama “Economía para todos” tratando de explicar, con palabras más simples, algunas cosas que solemos usar y, que entendemos solo los economistas, contadores, etc. Es para simplificar esto porque en realidad no hay muchos trucos en las cuestiones económicas, “Los trucos son para que no se entiendan”, como decía Jauretche. Y me parece que en el ámbito judicial, salvando las distancias, suele ocurrir algo parecido. Existe la tendencia a que hay cosas que solo manejan determinados actores, y eso es acotar a unos pocos lo que es de patrimonio de todos por eso la justicia necesita ese proceso de democratización.
Ya que hiciste referencia a “Economía para todos” ¿podrías contar de qué se trata?
Es un micro que hacemos para el portal “Diario Registrado”, que son videos de 3 o 4 minutos que explican temas en particular. Hace unos días subimos uno sobre la pesificación asimétrica y el comentario de Moyano que viene a tono con los debates que se están dando en este momento. Y grabamos otro que era sobre las similitudes de los procesos económicos de Venezuela y Argentina. La economía de Venezuela y Argentina son muy distintas, pero suele haber comentarios muy despectivos de la oposición con respecto a que Argentina se parece a Venezuela. En realidad no se parece. Sí en algunas cosas que tienen que ver con esto de incluir mayorías, porque ambos países han decidido enfrentar a sus oligarquías históricas locales y en ambos casos ha sido conflictivo. La disputa por la renta petrolera en Venezuela o acá el conflicto de la 125; tiene características parecidas, y ha sido positivo en los dos sentidos, porque apuntan a darle más derechos a un montón de sectores de la sociedad que hoy no los tienen.
¿Pero cómo se hace para llegar a esos sectores que comparan despectivamente al país con Venezuela?
Las personas que lo critican son voceros de intereses particulares, con lo cual no es que critican esta similitud porque están absolutamente convencidos. Están convencidos ideológicamente pero porque defienden otros intereses, por lo tanto no van a cambiar su forma de pensar. Están convenciendo a aquellos que quizás suelen leer menos o tener menos elementos económicos para hacer una lectura de algunas de las variables o análisis que andan por ahí. O hacen un análisis de esas variables o indicadores para defender o atacar a algún actor, para esmerilarla a Cristina. No creo que esos cambien, nuestro micro está orientado a aquellos que, de buena voluntad, están dispuestos a pensar distinto. Ni siquiera pensar como uno sugiere o propone en ese micro, pero sí a escuchar una voz distinta y pensar “Che quizás no está tan mal”. Si uno no tiene el elemento de ponerle buena voluntad a eso, es difícil que cambie su forma de pensar o que le interese el micro.
¿A que creés que se debe la participación activa de la juventud?
Esto se debe a Néstor Carlos Kirchner. Es culpa de él ha sido el político más transgresor de los últimos 50 años. Después de Evita, el tipo más transgresor. Los jóvenes no tenemos otra experiencia con un político que rompa las reglas con cosas paradigmáticas. Que un tipo se le “pare de manos” a Bush, para un militante, es como el sueño del pibe; y para el que no es militante, le cae muy bien, porque debe haber muy pocos argentinos imperialistas a los que les caiga simpático Estados Unidos. También enfrentarse a Clarín y decirle “¿Qué te pasa clarín estás nerviosos?”, siendo conscientes del poder que tiene ese medio que hasta ha volteado presidentes. En esto ha sido transgresor, yendo a contramano de lo que entre comillas, hay que hacer para que te vaya bien. Y para los jóvenes, que naturalmente nos gusta ser transgresores, no hay forma de no enamorarse de un tipo como él. Pateó todo los preceptos de la política, pero además lo hizo desde un lugar donde podía haber especulado siendo presidente, viniendo de un país que había sido incendiado y que había que reconstruir desde las cenizas. Hoy es Cristina. Para nosotros es un genio, una mina que te enamora todos los días, tremendamente lúcida, tremendamente inteligente. Yo creo que con ganas de profundizar más que las que tenía Néstor; en momentos distintos: es ir hasta el hueso como sea. Terca, como diría Mújica, que para mí es el mejor elogio que le pueden haber hecho porque no es una mujer que no escucha, es una mujer convencida. Claro, no negocia las cosas que no tiene que negociar que es a lo que estábamos acostumbrados en nuestro país: venia el fondo monetario y negociábamos, venia Clarín y negociaba. Cristina no lo hace y no lo hizo Néstor. A los jóvenes nos encanta la pasión, ellos dos han sido los responsables. Me parece también que había en la sociedad una cosa dispuesta a eso. Soy de una generación política anterior a este estallido juvenil, (tengo 36 años). Los que fuimos formados en los ´90 tenemos una forma de pensar mucho más condicionada que los más jóvenes, y eso tiene que ver también con la historia que te ha tocado vivir y con los años que has sufrido y disfrutado en tu propia vida.
¿Por qué más condicionados?
Por la forma de pensar, indefectiblemente el neoliberalismo era todo. Yo estudiaba en la facultad y eso era el aire mismo, entonces hay cosas que uno tiene incorporadas, como marca de agua, que aunque las rechace, igual las tiene porque son parte de su historia. Y además por esa misma historia. Yo nací en el -´77 entonces desde el ´77 al 2003, son 26 años - de derrota y 10 de victoria. El pibe que tiene 18, tiene 10 de victoria y 8 de derrotas, con esa proporción, tiene mucho que ver con esto. Que haya 10 años en los que viviste en una familia en la que no tenías nada, no tenías laburo, no podías estudiar a 10 años en los que a tu familia le empezó a ir bien, te transforma la realidad, la forma de pensar.”. De derrotas desde la resistencia, yo estoy convencido que estuve en los lugares correctos. Lo hice de la mejor forma que me pareció. Por eso, ojalá que nosotros logremos mantener esto 20,30 o 50 años. Construimos “Unidos y organizados”, que es el espacio político que hoy nos congrega a todos y es un espacio que está pensando no para mañana, no para esta elección, no para dentro de seis meses, está pensado para la militancia de los próximos 30 años.
¿Cómo definís “ser militante”?
Para aquellos que somos jóvenes y que queremos defender la bandera del nacionalismo popular, así como lo hicieron Néstor y Cristina. Para que las amplias mayorías que durante tantos periodos de la historia fueron sometida a los intereses económicos, tenga cada día más poder, como tienen desde el 2003 en adelante. Que podamos ir concretando algunas de esas cosas. Y aquellos de buena voluntad que quieran construir esto, desde la militancia. Para todos ellos está pensado.
¿En qué estás trabajando actualmente?
Se viene trabajando mucho con el operativo de La Plata por las inundaciones. Ya llevamos unos meses y sigue el dispositivo de Unidos y Organizados allá, trabajando todo el día. Todos los fines de semana son las jornadas, donde la mayoría de los militantes nos trasladamos para allá, para trabajar. Hoy estamos con la cabeza completamente puesta en esto.
El agite de la devaluación
Letcher explica en profundidad lo que conlleva una devaluación y el interés de algunos sectores: “Cuando hay una devaluación muy significativa, en general, hay una crisis. En esos momentos no pierden todos, pierden las amplias mayorías; esa es una cosa que no suele decirse. Cuando me refiero a estos poderes ampliamente concentrados en el plano económico, me refiero a esos sectores que están vinculados a la exportación. Por ejemplo si exporto hoy 100 dólares, si vale 5, es más plata; pero si mañana vale 10, es más plata. Voy a tender a que haya una devaluación, esto quedó claro en la operatoria del sector agropecuario que este último tiempo retuvo la cosecha especulando con un recorte de las retenciones o una devaluación – un recorte de las retenciones opera igual que una devaluación-. Dicen: “El tipo de cambio está atrasado” y lo justifican en términos de competitividad. Cuando uno observa algunos indicadores, como las exportaciones, no en precio, sino en cantidad, uno ve que efectivamente a la Argentina no le va mal. No tiene problemas de competitividad porque sus socios comerciales han apreciado su moneda más que nosotros, es el caso de Brasil. Con lo cual hay un montón de indicadores distintos. La devaluación, además, es un mecanismo que inserta competitividad ficticia; lo que hace es abaratar costos de un plumazo y, en general, alguien lo paga (los trabajadores). Un aumento de productividad es un mecanismo para generar competitividad sin resentir a nadie dentro del proceso productivo. Esto no se discute en Argentina, la oposición no lo plantea, dice: “tenemos que devaluar”, por eso digo que actúan como voceros de esos sectores. Pero también, en términos de stock, si tengo dólares atesorados o bienes valuados en dólares en el exterior y una devaluación medida en pesos, mi capital aumenta; a la inversa, si yo cobro en pesos, no me interesa una devaluación porque probablemente vaya acompañada de una variación relativa en los precios que puede generar inflación en algunos bienes. De esta manera, se produce una pérdida inmediata de la participación de los trabajadores en el ingreso nacional y en general, una pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores.
http://www.elmensajerodiario.com.ar/
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