domingo, marzo 31, 2013

"MATE AMARGO", MÁS QUE UN PROGRAMA DE RADIO.

Mate amargo, pasado y presente

Qué aporta Mate amargo en este momento político, ahora en Radio América. 
La respuesta está en boca de quien nos escucha desde hace más de veinte años, y los que nos empiezan a escuchar. 
Mate amargo surgió con la voluntad de luchar contra el pensamiento único, en los años noventa, cuando se puso bandera de remate a nuestra Patria, terminando lo que a sangre y fuego impuso el terrorismo de estado civil y militar.
Entonces, fue vital el comportamiento de los medios masivos de comunicación como parte de un mandato cultural hegemónico. Ya en los ochenta, noventa estaba la discusión; la derecha decía que el Estado era un elefante en un bazar, que achicar el estado era agrandar la Nación, y planteaban reducir ferrocarriles, privatizar ENTel, Aerolíneas Argentinas, nuestra línea de navegación marítima Elma, nuestra empresa petrolera, sistema de jubilaciones y por para perpetuidad, nuestro pensamiento, porque a una parte de nuestra sociedad le privatizaron las ideas. A otra la desaparecieron, la tiraron desde los aviones militares al mar, los mataron en los campos de exterminio y…una parte que sobrevivió fue al exilio, hacía ya tiempo, desde los sesenta cuando otro general facho, Juan Carlos Onganía destruyó ese pensamiento crítico en nuestra universidades.
El pensamiento crítico y la re significación de la memoria no eran ejercicio cotidiano en las generosas filas de los movimientos de resistencia al neo liberalismo. Distintas composiciones y experiencias de autocrítica no lograron ser un cuerpo común en una ausente unidad en la diversidad.
Hacer un programa periodístico con la audacia de entender la historia de cada noticia, los intereses, ganadores y perdedores que había entonces detrás de una noticia, nos permitió comprender las razones y legitimidades en cada caso. Entonces surgían otras conclusiones, otro relato, ya no una sola mirada, un interés único. Así nos propusimos entrar en la historia de cada lucha.
Entonces las voces presentaron memoria, acontecimientos que permitieron comprender cómo presente es una construcción de luchas políticas que remiten al pasado. Pudimos empezar a descubrir, comprender y legitimar “la razón” de los que luchan.
Mate amargo abrió su micrófono sin sectarismo a los luchadores. Voces las que estaban silenciadas, deslegitimadas y estigmatizadas.
En tanto comenzamos a producir el cruce de las ideas entre las distintas experiencias y visiones de los espacios sociales en disputa con el poder cultural y político neoliberal.
En Mate amargo nada surgía por espontaneo, navegábamos la historia silenciada ante cada razón que era motivo de producción periodística. Se hizo una trama con distintas vertientes ideológicas, e identidades del campo nacional y popular; otras voces de historiadores, sociólogos, antropólogos, intelectuales, economistas, psiquiatras, ensayistas, equipos de Gino Germani en distintas disciplinas.
Recuerdo las producciones especiales sobre el viejo escenario de la violencia – inseguridad, las entrevistas al profesor Juan Pegoraro, que junto a sus equipos de jóvenes investigadores de Conicet – Germani, dieron otro contexto, pasado y futuro, con rigor y la solidez de los datos duros de la investigación, y entonces, fuimos comprendiendo que aquella razón del poder mediático cultural que se exponía en una sistemática campaña desde sus industrias hegemónicas tenía un flanco débil, nos permitía ver su oculta ilegitimidad, su información manipulada, el secuestro de del adn de la información que era oculto para permitir disfrazar su veracidad.
La historia es larga, el texto tiene que ser corto (porque se lee poco) y yo me niego aunque alimente mi derrota. Qué lean en porciones.
Hoy llegamos a otra radio, con la misma batalla, en tiempos donde parece que la derecha viene perdiendo la razón,pero no su poder de destrucción, y aunque nos falta mucho, estamos mostrando la fragilidad de su fundamento, lo peor de su cinismo; su ocultismo, su genocidio cultural, su despotismo mediáticol que funciona desde la corporación y sus núcleos de presión y mando en el mercado y sobre la sociedad, de todo aquello que no se entregue a su religión ultra neo liberal.
Mate es apenas una experiencia, ni siquiera la mejor, pero es parte de una acumulación popular, pasado y mucho presente con esa experiencia en el campo de batalla de las ideas desde un escenario periodístico. Podremos agregar los editoriales y el análisis político, cómo ir a las hermanas y hermanos, compañeras y compañeros, con la mirada crítica, con los sentidos abiertos, con la memoria re significada, sin pragmatismos, apreciar un panorama en carne propia y no en teoremas alejados de la práctica social.
No hay pueblo que crezca, crea y cree un proceso transformador si su propia intervención de ideas y ocupación de las mismas. En cada proceso de gestión abierto desde el 2003 existen viejas y nuevas cualidades que se disputan en términos culturales, sociales, políticos, y aparecen con sus rostros de organización, con sus escuelas partidarias con sus cinceles ideológicos. Hay que ir buscando como lo viejo alisa los fracasos políticos en las fuerzas populares, ir ayudando a que esas nuevas pieles del qué hacer político sean capaces de re significar la historia colectiva y no se puede diagnosticar, recetar, emitir una verdad sin antes pasar por esos tapices de carne y hueso y procesos culturales que aún siguen interviniendo sobre nosotros, porque entonces se cometería el error de subestimar el interrogante y el deseo implícito en cada joven que hoy empuja el sueño presente, empuja al gobierno, debate, dice y desdice, en un presente crucial con una parte del pueblo que aún baila y canta con el enemigo.
Pensar que la presidenta Cristina Fernández es la única responsable de cuanto más rápido, lento o quieto sea este digno movimiento político de recuperación de la soberanía política sería aplanar más el pensamiento de lo que nos aplanaron los enemigos de la Patria. El desafío, y allí se para un programa periodístico de radio llamado Mate amargo, es creer, analizar y gestionar la producción puntual de la política de los cientos de miles de destacamentos sociales políticos y generacionales que a diario visten el sueño de la Patria Grande. Hacer una inteligencia solidaria de los saberes, de los análisis entre lo contingente y necesario para que el gobierno produzca es un quehacer político. Lo otro sería pensar pragmáticamente; entonces lanzamos ideas, buenas ideas, mejores análisis, sin saber cómo y dónde eso se piensa y se ejerce para llevar a cabo. Porque el destino al éxito o a la derrota no responde a una presidenta, a su capacidad de mover sus cuadros y ajustar la táctica, necesita del movimiento que dirija el destino enriqueciendo en la táctica condiciones materiales, culturales y subjetivas para los saltos diarios de aplicación de la política. Ese es el Estado y sin duda esa ocupación de organización militante va madurando entre los viejos manuales y los jóvenes logros de una política de Estado que no profesa obediencia a los mandos de la Patria financiera, del partido de los infantilismos, del peronismo conservador neoliberal, de la patria timbera y sus encantadores de serpientes. A esos en Mate amargo los queremos derrotar.




Omar López/

Periodista.
https://www.facebook.com/mateamargo.org?fref=ts

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