José Luis Ponsico
El escritor Rodolfo Walsh viajó a Mar del Plata el 7 de junio de 1971 para dar una charla en el Día del Periodista, donde dejó su impronta, al lanzar la frase de "periodismo militante" para referirse al compromiso literario y político del hombre de letras. Aquella fue la reflexión anticipada en cuatro décadas al gran debate que se instaló hace tres años por la Ley de Medios Audiovisuales del gobierno nacional.
"Compañeros, estamos bajo una dictadura que tiene plazo fijo -dijo-. Las patronales periodísticas no se equivocan en las relaciones con el poder. Eso sí: los dueños de los medios no son periodistas salvo excepciones -por entonces, Jacobo Timerman era una- y apenas si alguna vez redactaron una carta a la novia", subrayó en forma irónica.
Walsh, invitado por el titular del sindicato de Prensa marplatense, Amílcar González, expuso ante un centenar de militantes políticos y de periodistas en la antigua sede del club Racing. El concepto que adquirió enorme dimensión 40 años más tarde fue la del "periodismo militante", en alusión por descarte a las empresas, de las que aseguró que son corporativas y tienen entre sus filas formadores de opinión "propios".
"Debí pasar a la clandestinidad bajo el nombre de Francisco Freyre y dando vueltas con varios capítulos escritos que nadie quería publicar", comentó aquella vez. "Recuerdo haber reproducido el testimonio del comisario inspector Rodolfo Rodríguez Moreno, indagado por el juez a partir de la investigación periodística", puntualizó.
Walsh aludió al "periodismo militante" durante un discurso memorable ante cientos de allegados al "peronismo combativo" y de colegas del gremio local -entre los que se encontraba este cronista- que se sorprendieron por la definición de "periodismo comprometido", basado en la experiencia por la investigación del libro "Operación masacre".
Rodolfo estaría cumpliendo 85 años. Nacido en Lamarque, 9/1/27, interior de Río Negro, su familia se radicó en Choele Choel y cuando pasó por Mar del Plata, en 1971 ya era una celebridad. La exposición la hizo en su calidad de personalidad literaria y política. Los que asistieron a la charla se sintieron "tocados" por las definiciones profesionales y políticas.
La invitación para brindar la conferencia magistral la formuló Amílcar González, amigo de Walsh y admirador de su obra, por el estilo y la calidad narrativa. El visitante no quiso que le mandaran pasajes de avión. "Voy en "El Cóndor", el sindicato de ustedes hace todo a pulmón", dijo.
El libro "Operación masacre" fue una brillante investigación política -quizá la más leída por la generación del autor-, que dejó a la intemperie a la Justicia en tiempos de la "Revolución Libertadora". Walsh llegó a las 8, pero estuvo dos horas en un café contando los avatares de la investigación que realizó con Enriqueta Muñiz.
La descripción de la tragedia giró en torno a los civiles (militantes peronistas) fusilados el 10 de junio del '56 bajo ilegal aplicación de la Ley Marcial.
Walsh, por entonces de 28 años, era un autor poco conocido de novelas policiales, sin militancia política, que trabajaba en una editorial de La Plata. Los episodios lo convirtieron en un investigador político apoyado en su talento literario.
En diciembre del ´56, durante una tarde calurosa en pleno centro de La Plata, un amigo se acercó al escritor y en medio de una partida de ajedrez, lo impactó con una revelación. "Conozco un fusilado que vive", le dijo. Walsh debió abandonar el tablero.
"Rodolfo -le dijo-, se llama Juan Carlos Livraga y vive pegado a la casa de mí hermana", siguió ante la azorada mirada del autor de "¿Quién mató a Rosendo ?". Todo lo que vino después fue fruto de la dedicación y el compromiso puesto al servicio de la justicia y de su obra más conocida.
El magistrado Bernardino Hueyro realizó la investigación judicial y constató con testimonios de damnificados y familiares de víctimas de fusilamientos a civiles (militantes peronistas) en las jornadas del 9 y 10 de junio. La clave: no les correspondía la aplicación de la Ley Marcial.
Para Walsh, con el expediente del doctor Hueyro, centenares de fojas, declaraciones, caía medio gobierno militar de Pedro Aramburu e Isaac Rojas. Ahí es, entonces, cuando aludió en la conferencia marplatense al capítulo de la Justicia "Ciega".
Desmitificó a la eminencia del derecho penal argentino, Sebastián Soler, quien puesto a dirimir sobre la investigación del juez Hueyro -tomada en base por la doctrina penal- declaró la "incompetencia" del magistrado y produjo dictamen a favor de la Justicia militar. Zafaron todos.
En el`76, las coordenadas de Walsh y González volvieron a unirse en plena dictadura militar. Ni camaristas, ni jueces de primera instancia, ni los fiscales y también mayoría de los abogados "profesionalistas" hicieron nada para impedir las desapariciones ni el baño de sangre. Centenares de hábeas corpus a favor de los presos políticos fueron ignorados. Se presentaron trescientos en Mar del Plata, ninguno fue respondido.
Mar del Plata asistió a decenas de operativos paramilitares, incrementados con el apoyo de la Policía Bonaerense. Esa organización criminal en un par de años arrasó con más de dos centenares de jóvenes militantes políticos y universitarios, todos llevados a la muerte.
Amílcar González fue uno de los primeros secuestrados, el 25 de marzo. Torturado, dado por muerto, alojado en la seccional Cuarta de la Policía, sobrevivió. Preso político durante dos años, pudo salir del país en abril del´78. Vivió exiliado en Venezuela.
En abril 2001, Tribunal Oral Federal, brindó un testimonio inolvidable. Entre tantas cosas puso de manifiesto la "indiferencia" de la Justicia marplatense ante el horror que se vivía en pleno régimen militar. Su declaración generó una fuerte polémica. Walsh, versión 1957.
Entre las cuestiones que se ventiló ante la Cámara Federal local estuvo el episodio no muy conocido de la llegada del temido general Ramón Camps a Mar del Plata, donde se reunió con los camaristas y les hizo saber "las reglas del juego", evocó Amílcar, fallecido en junio 2004.
No hay comentarios:
Publicar un comentario