Buenos Aires, 15 de octubre /.- El ex-secretario General del Ejército, general (re) Hugo Domingo Bruera, sostuvo hoy que el descubrimiento de un busto del ex-presidente Juan Domingo Perón en la plaza de armas del Colegio Militar fue "el anhelo postergado de peronistas de reivindicar al líder en el Instituto que mucho amaba pero que durante mucho tiempo lo ignoró conscientemente".
Para Bruera en la entrada del edificio principal, junto al enorme cuadro de José de San Martín que preside la sala,"en donde cuando ingresé a principios de los 70 estaba prohibido mencionar al general Perón, en donde se había ordenado arrancar su nombre, quedará finalmente ubicada su imponente figura tallada en broce".
Las declaraciones las formuló a un grupo de periodístas cuando se disponía ingresar al edificio "Libertador", sede de la cartera de Defensa y de los Estados Mayores Conjunto y del Ejército.
Recordó que la "revolución fusiladora" en setiembre del 55, "institucionalizó la violencia desde el Estado y las sucesivas dictaduras castrenses, engendraron el odio en el pueblo".
Añadió que en sus comienzos de su vida militar "el estudio de nuestra historia, y sus instructores, estaban formados bajo la influencia de aquellos mandos superiores que se atribuyeron el poder de gobernar o controlar los escasos momentos de vida democrática en nuestro país".
"Crecí como todos los argentinos de la época, bajo la campana de protección del decreto Nro. 4161 que pretendía resguardarnos de la intensa propaganda destinada a engañar la conciencia ciudadana con prohibiciones sobre la utilización de fotos, retrato o escultura de los funcionarios Peronistas”.
Remarcó que "por esa disposición, en el patio de honor, el lugar más solemne del Colegio Militar; donde desde su fundación las promociones inmortalizan los nombres de sus egresados en las columnas de su galería; en mis tiempos faltaba uno. No podía entender tanto odio hacia ese General por quien mi hogar me había transmitido enorme admiración".
En el Colegio se cantaba la “marcha de la Libertad, que invitaba a luchar por la Patria redimida, o sea rescatada de la democracia a fuerza de bombardeos y fusilamientos. Muchos oficiales hacían gala de un antiperonismo fundamentalista, exacerbado por el aumento de evidencias sobre el regreso del líder a la Patria" y "otros eran dados de baja por su adhesión a ideas peronistas".
Comentó "había literatura prohibida o mejor dicho una única aceptada y ciertas normas de convivencia que se contradecían con el origen social de los educandos. Hubo un corto período de reconocimiento, estimo que obligado, cuando Perón volvió y como Presidente visitó el Colegio Militar, con su nombre repuesto en la promoción".
Recordó los "años terribles" para el país hasta "la llegada definitiva del voto popular para legitimar sus representantes" y "el encuentro de los militares con la sociedad distó de ser contundente. Fue progresivo, fraccionado, sin una visión general, íntegra".
Para Bruera "pese al retorno de la voluntad popular a la política, Perón seguía sin ser reivindicado en la institución que lo formó".
Añadió que a partir del año 2005,"se impulsan reformas en el sistema educativo militar, que modifican las relaciones socio-culturales y redundan en la madurez de consenso entre la comunidad política, militar y académica, superándose anacronismos conservadores" y "se comenzó a reivindicar lo olvidado y el Ejército inauguró en Campo de Mayo un monumento a los fusilados del 56.
Además "centros de formación castrenses fueron bautizados con nombres de destacados generales (Juan José) Valle,(Ernesto)Fatigatti), entre otros hasta entonces excluidos por su relación al líder de los trabajadores. En la literatura militar comenzó a aparecer la obra de Perón y personalidades de su época (Scalabrini, Marechal, Carrillo, Jauretche, Mercante, Pistarini, entre otros.
Subrayó que "la exaltación de la individualidad del general Perón cuya realización había trascendido los límites de la institución ganó terreno rápidamente".-
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