Es valioso, siempre, ante acontecimientos que se producen, recordar que la Historia es un proceso. El 31 de julio se oficializará en Brasilia la incorporación de Venezuela al Mercosur y resulta imprescindible resaltar la relación de Néstor Kirchner y Hugo Chávez, no en declamaciones, sino en hechos concretos.
Desde la presencia del ex presidente argentino ante el conflicto venezolano-colombiano, hasta el aporte económico a la empresa SANCOR para paliar su pasivo, definido por el primer mandatario de la República Bolivariana de Venezuela.
Hace unos años eran los barcos con combustible para cubrir el déficit que tenía nuestro país, creciendo enormemente sin la infraestructura y la energía necesaria para estar acordes con el crecimiento que se manifestaba; fruto de las políticas neoliberales implementadas en los 90, que pensaron una nación que mirara al extranjero y no a su propia potencialidad.
Hoy es el buque petrolero Eva Perón, botado hace días atrás en los astilleros Río Santiago -empresa recuperada por sus trabajadores oportunamente- para Pdvsa y donde ya se está comenzando a construir otro de igual magnitud, que se llamará Juana Azurduy.
Desde la estrategia elaborada en Mar del Plata para decirle en el año 2005; No al ALCA, y a la política imperial, hasta el acuerdo sobre el anillo de fibra óptica entre los dos países, anunciado hace pocos meses atrás entre Cristina Fernández de Kirchner y el propio Hugo Chávez, que no tendrá su asiento tecnológico en Miami, como otros que se han implementado.
La relación está cargada de simbolismos, hechos y resignificación de conceptos. Se concreta la soberanía política, se efectiviza la independencia económica, se restituyen derechos a los pueblos.
Esa lectura, también, la hacen aquellos que están en contra o sabotean el proceso de integración regional que llevan adelante Ecuador, Bolivia, Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina.
Por ello es que, la no aprobación del Senado paraguayo a la incorporación de la patria de Simón Bolívar al MERCOSUR, no era un simple capricho de la derecha reaccionaria; existía una valoración estratégica, tanto en esa negativa, como en el derrocamiento del presidente constitucional Fernando Lugo.
Desde la conformación de la UNASUR y la CELAC, hasta la ayuda en petróleo a otros países suramericanos; la relación –siempre descalificada por opositores y grandes medios de información del continente– se ha ido consolidando cada vez más, en una muestra, no sólo de coherencia, sino de la clara convicción de que divididos somos presa fácil de las desestabilizaciones políticas o de las crisis económicas, como las que vive en estos momentos Europa.
La ecuación de alimentos, industria y energía, explicada claramente por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hoy va camino a ser una realidad; pero a la par de este logro debe analizarse la potencialidad que la misma genera en las organizaciones populares, en los movimientos sociales, en las construcciones colectivas que reivindican, tanto, ambos mandatarios.
Pues, como dijera Hugo Chávez en una entrevista telefónica a la cadena TELESUR, “…será un día histórico que hay que celebrar y que tendrá resonancia geopolítica en primer lugar…”. Este es el desafío y la tarea, no sólo para los gobiernos, sino, fundamentalmente, para los pueblos suramericanos.
*Embajador, Representante Especial para la Integración y la Participación Social de la Cancillería.
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