Nuevamente las patronales del campo salieron a expresarse con las mismas herramientas extorsivas y destituyentes que usaron históricamente y los mismos sentimientos que guiaron siempre su accionar: el egoísmo y el odio. Emociones que sólo tienen aquellos que ven perder sus privilegios.
Salieron con los tapones de punta contra el cambio impositivo aprobado en la provincia de Buenos Aires que toca mínimamente sus ganancias millonarias. Volvió el núcleo sojero exportador de materias primas vinculado a la Pampa Húmeda, encabezado por los “republicanos” Eduardo Buzzi y Hugo Biolcati. Ya no pueden trabar las leyes en el Congreso porque el pueblo apoyó por inmensa mayoría a este proyecto, entonces repiten el libreto de 2008 en las provincias.
Vuelven con el apriete a los opositores, vuelven aliados como siempre con la corporación mediática (Grupo Clarín y satélites), vuelven con las amenazas y el lockout patronal. Con el egoísmo de las cacerolas en los barrios que jamás le organizaron uno a Mauricio Macri cuando aumentó el subte y el Alumbrado Barrido y Limpieza. Con el odio de Cecilia Pando.
Salieron de las madrigueras de la derrota, donde acumulaban rencor y resentimiento después del abrumador apoyo popular a Cristina y el Proyecto Nacional el año pasado; y cuando volvieron se encontraron otro pueblo, un pueblo distinto al de 2008, más consciente, dando otras batallas, más unido, más organizado.
Con una presidenta avanzando con políticas de Estado inclusivas que favorecen a la inmensa mayoría del pueblo, distribuyendo la riqueza, ganando en soberanía como en la recuperación de YPF, profundizando los juicios por Memoria, Verdad y Justicia, conquistando nuevos derechos. Salieron nuevamente porque las patronales del campo añoran esa Argentina que era plataforma exportadora, el viejo proyecto agrícola ganadero, exportador de materia prima al que históricamente están ligados.
Extrañan el Estado al servicio de sus ganancias y por eso presionan para la devaluación de la moneda nacional junto a un sector financiero nostálgico de los ’90, tratando de desestabilizar al gobierno para volver al sistema de los convenios con el Fondo Monetario Internacional, el endeudamiento y así poder cobrar suculentas comisiones a costa de los argentinos.
De esta manera, intentan crear caos, temor en la sociedad y bajo la bendición de grupos mediáticos que actúan como parlante, replican maniobras, mentiras, agitando el fantasma de la inseguridad, desacreditando la participación de la juventud, atacando a los miembros de La Cámpora e intentando impedir que el Ejecutivo nombre a funcionarios comprometidos con el pueblo. Ante esta operación desesperada de las corporaciones por sostener sus privilegios nosotros vamos responderle con más trabajo, más organización, más unidad, más Estado.
Estamos construyendo este nuevo proyecto de país en cada provincia, en cada distrito, en cada barrio. Debemos seguir construyendo generosamente más organización popular detrás de la profundización de este proyecto nacional, popular, federal, industrial, soberano y con justicia social.
Sin vacilaciones como nos enseñó Néstor. Unidos, organizados y con amor a nuestro pueblo, como nos señala todos los días nuestra presidenta.
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