DIARIO SOBRE DIARIOS
Algunos pasajes del libro WikiMediaLeaks de Martín Becerra y Sebastián Lacunza
Lo que los diarios no contaron sobre ellos mismos
Los medios de comunicación siempre están ávidos por informar a sus audiencias. A excepción de cuando son ellos los sujetos de la noticia. La muerte de un escritor que opacó una “cobertura favorable” en Clarín. Una visita de los hermanos Saguier a la embajada de EE.UU. para denunciar intimidaciones y episodios extraños. El lobby de las productoras norteamericanas previo a la aprobación de la ley de medios. Y en Brasil, una queja por la cobertura de la campaña electoral.
Pese a que ya pasó más de un año dela difusión de cables secretos, Wikileaks sigue dando que hablar en nuestro país. Esta vez por la salida de un libro, “WikiMediaLeaks”, que compila todos los despachos confidenciales que hicieron referencia a los medios de comunicación de América Latina. Acuerdos secretos, relaciones reservadas entre las empresas periodísticas y la Casa Blanca desfilan a lo largo de la obra, como así también las quejas de algunos medios o los intercambios informativos entre periodistas y funcionarios norteamericanos. Los autores son Sebastián Lacunza y Martín Becerra. El primero, periodista de la sección Internacionales de Ámbito Financiero y el segundo, especialista en medios y políticas de comunicación, docente de las universidades de Quilmes y Buenos Aires. El antecedente fue el libro “ArgenLeaks” publicado el año pasado por el editor de Internacionales de Página/12, Santiago O´Donnell, que ya incluía algunos cables sobre la relación entre periodistas y medios argentinos con “la Embajada”. Precisamente O´Donnell firma el prólogo de este nuevo libro y señala allí que “a través de Wikileaks, la filtración más grande del mundo, miles y miles de cables de las embajadas estadounidenses, los autores te muestran lo que no te contaron los diarios. Y claro, lo que no te contaron son todos los negocios que tienen los diarios, los tipos a los que los diarios protegen porque les conviene, y cómo tapan todo con una puesta en escena y un discurso de ‘periodismo independiente’. Eso que vos ya sabés, pero no sabés cómo funciona, porque nadie te lo mostró porque los diarios no muestran eso”. Lacunza había publicado en el sitio de Ámbito algunos cables de WikiLeaks referidos a los medios de comunicación argentinos, que no habían salido antes en la tanda de revelaciones que hicieron Página/12 y La Nación. Diario sobre Diarios (DsD) publica aquí algunos fragmentos del libro que incluyen la negociación del ex jefe de Gabinete Alberto Fernández para una cobertura favorable de un discurso de CFK en Clarín y una opinión del embajador estaounidense sobre la ley audiovisual. También una cita reservada con los propietarios de La Nación, Julio y Fernán Saguier, quienes expresaron sus quejas sobre el trato del Gobierno a la prensa y, por último, el lamento de un candidato presidencial brasileño por el tratamiento que le daba a su campaña el grupo O Globo. La reproducción de estos tramos fue autorizada por los autores del libro. |
Fontanarrosa y la ley de medios
Sostienen Lacunza y Becerra que en 2007 “el Gobierno de Néstor Kirchner entraba en la recta final, pero subía, por la misma senda, la senadora Cristina Fernández de Kirchner. Más ascendía y más crecía la desconfianza entre Clarín y el Ejecutivo”.
En ese marco, “en ocasión del lanzamiento de la candidatura presidencial de Cristina Fernández en el Teatro Argentino de La Plata, un texto del 20 de julio de 2007 firmado por (el embajador estadounidense Anthony) Wayne ilustra a qué nivel, según los informantes de la Embajada, se llevaba a cabo la negociación diaria entre el kirchnerismo y Clarín: ‘De acuerdo a un contacto de prensa de la Embajada, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, había contactado al CEO del gigante Clarín, Héctor Magnetto, para negociar una cobertura positiva del discurso de la primera dama’”. Añade que “el despacho cita que ‘una fuente de prensa’ informó sobre este pequeño pacto pese al deterioro del vínculo que ocasionaba el foco puesto por el diario ‘en casos de corrupción del Ejecutivo’”. La curiosidad del episodio también quedó consignada en los cables. En uno de los párrafos el libro relata que “un hecho fuera de cálculo, como fue la muerte del escritor y humorista gráfico de Clarín Roberto Fontanarrosa, impidió al diario cumplir con el compromiso de darle a la candidata presidencial la tapa completa, afirmó Wayne”. El libro también recoge opiniones de Wayne en medio del debate por la ley audiovisual. El 23 de abril de 2008 el diplomático emitió un informe titulado “El gobierno argentino y los medios: ¿Preocupaciones de información sesgada, conspiración y monopolios?”. Allí, Wayne reflexiona: “La parte irónica del presente conflicto es que el Gobierno tiene cierta razón (has a point) acerca del Grupo Clarín: Tiene una enorme influencia por su presencia dominante en la prensa, TV, cable y radio. Muchos otros actores de la prensa han deplorado este hecho ante nosotros”. Otro reporte sobre el tema diría que “de ningún modo” se puede definir a Clarín como un monopolio. Wayne brinda otras definiciones interesantes sobre el periodismo argentino: • “No hay dudas de que medios y diarios tienden a criticar al Gobierno, y que ponen más el foco en rumores y afirmaciones no chequeadas que lo que indicarían los mejores estándares del periodismo”. • “La habilidad y voluntad de los medios para hacer investigaciones es limitada”. • “La mayoría de los medios tienden a evitar la confrontación seria con el Gobierno”. |
Cita reservada con los Saguier
En otro pasaje, “WikiMediaLeaks” comenta que “se incrementaban semana a semana los escarceos por el reemplazo de la Ley de Radiodifusión de la dictadura nº 22285/1980. En un contexto de ánimos alterados por el conflicto con la dirigencia rural, el 28 de mayo de 2008 tuvo lugar una ‘conversación informal’ entre el CEO de La Nación, Julio Saguier; el subdirector del diario, Fernán Saguier y el embajador Wayne, en la que los ejecutivos denunciaron ‘intimidaciones’ de parte del Gobierno Nacional, se quejaron por el esbozo de la ley de medios y otras regulaciones, mencionaron una ‘sutil advertencia’ que el Ejecutivo les había enviado a través de un medio del empresario Hadad, y hasta llegaron a plantear sospechas por graves ‘delitos’ cometidos contra periodistas del diario, como un asalto y un secuestro virtual”.
Afirma el libro que “según el texto firmado por el propio Wayne, los Saguier le indicaron que el Gobierno estaba buscando enemigos ‘a los que culpar de sus problemas’… ‘Uno de ellos será probablemente la prensa’… ‘El otro podrá ser el Gobierno estadounidense’, agregaron ante el embajador norteamericano”. Relatan los autores que en ese despacho “Wayne reflexiona: ‘La Nación adoptó una postura de ‘solidaridad’ con su competidor, Clarín, y evidenció un contacto amistoso sobre estos temas en las reuniones de directorio de Papel Prensa, la planta de papel de propiedad conjunta (en la cual el Gobierno argentino también posee participación) que abastece a ambos periódicos’”. Párrafos adelante, Becerra y Lacunza aseguran que “no todo lo denunciado fueron alusiones elípticas, presiones económicas o jaloneos políticos. La cúpula del segundo diario de la Argentina transmitió sus sospechas de que el Gobierno estaba detrás de delitos penales de diverso tipo, incluso violentos (…) Julio Saguier también informó que tenía la certeza de que los teléfonos y las computadoras del diario estaban siendo intervenidos y hacheadas”. Y en ese sentido, “otro hecho que generó sospechas a los directivos de La Nación tuvo por víctima al periodista de la sección política Mariano Obarrio: “Ladrones irrumpieron en la casa de Obarrio, cerca de un año atrás, el mismo día en que había retirado una suma en efectivo para comprar un nuevo departamento. Los ladrones tenían cierto conocimiento previo, ellos creen, basados en pruebas de escuchas telefónicas y en que aparentemente habían podido entrar (al domicilio de Obarrio) con llaves”.
Un intercambio con Mariotto
Otro pasaje del libro comenta que en los días previos a la aprobación de la ley audiovisual “como es lógico, la Embajada prestaría su oído a las productoras y canales de TV estadounidenses radicados en la Argentina, producto del histórico desarrollo de la televisión paga (fundamentalmente, el cable) en el país y de que muchas de ellas habían centralizado en Buenos Aires su operatoria para Latinoamérica”.
Según señala el libro, “Wayne en persona comenzaría a buscar la forma de incidir en la ley de medios a favor de esas compañías. La delegación estadounidense organizó un encuentro entre Omar Szulak, ‘principal asesor de Mariotto’, y representantes de empresas como Fox Latin American Channel, Turner Broadcasting, MTV, Disney, HBO y Discovery, que según el texto, habían invertido ochocientos millones de dólares en los dos años previos y empleaban en forma directa a 2.700 personas”. En ese encuentro, comentan los autores, “las firmas estadounidenses explicaron un dato que sería la punta por la cual Wayne terminaría compartiendo la motivación primordial del proyecto que definían por entonces Gabriel Mariotto y un reducido grupo de especialistas, como el profesor de la UBA Damián Loreti: ‘Las empresas estadounidenses explicaron por qué la publicidad es la principal fuente de ingresos para la TV paga (en Argentina), ya que las tarifas pagadas por los operadores de cable a los canales están tendiendo a cero, debido a la concentración de la propiedad que ha resultado de las fusiones y adquisiciones en el mercado’”.
Una queja sobre O Globo
En el plano internacional, WikiMediaLeaks comenta que “en agosto de 2006, visitó la Embajada Fernando Braga, Secretario de Economía y Planificación del Estado de São Paulo y uno de los asesores clave del principal rival de Lula en su intento de reelección, el exgobernador paulista Geraldo Alckmin (2001-2006)”.
Afirma que “a pesar de la creencia de buena parte del elenco del Partido de los Trabajadores (PT) acerca de la animadversión del Grupo Globo hacia las candidaturas de Lula, primero, y de Rousseff, años después, no fueron ellos los que denunciaron al principal multimedios brasileño, sino el entorno del candidato conservador”. Y consigna que “un despacho de la Embajada da cuenta de las quejas del asesor Braga: ‘Lamentó el poder de la ‘Red Globo’, la mayor empresa de medios, para definir los términos del debate público” en el contexto electoral. Para Braga, la ‘independencia periodística’ y el ‘alto perfil del Jornal Nacional’ (el telediario con mayor audiencia en Brasil) no acompañaron según sus deseos la candidatura presidencial de Alckmin”. Según el libro, “para el enviado de Alckmin, Lula habría mejorado su relación con el Grupo de Marinho perdonándole deudas y colocando ‘publicidad masiva’ a través de ‘agencias gubernamentales y empresas de propiedad estatal’, sobre un presupuesto global de propaganda gubernamental de 500 millones de dólares anuales”. “Denunció Braga que ‘mientras que el fundador del Grupo Globo, Roberto Marinho, se había iniciado como periodista, sus hijos, que ahora controlan la empresa, son empresarios y están mucho más interesados ‘en los intereses comerciales’ que en la política”, completa.
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