El proyecto de ley de soberanía hidrocarburífera, expuesto públicamente hoy en la Casa Rosada, ya remitido al Congreso para su rápida aprobación, e impecablemente presentado en uno de los mejores discursos de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, es un paso de gigantes hacia la recuperación de la plena soberanía económica de nuestro país. Patria y Pueblo, que reclama esta medida desde su nacimiento como partido político, aplaude esta decisión del gobierno nacional, lo felicita por el modo en que la implementa, y se compromete a defenderla acompañado del conjunto del pueblo argentino.
Estamos en un punto de inflexión en nuestra vida económica de efectos comparables a los de la nacionalización del petróleo mexicano por Lázaro Cárdenas, tan alabada por León Trotsky. Se suma a la reducción de la deuda externa, el quite de injerencia al FMI, la nacionalización de los fondos jubilatorios y a la nueva Carta Orgánica del Banco Central en la lucha por liberar a nuestra economía de la tutela extranjera agigantada bajo los regímenes de Martínez de Hoz y Cavallo.
Una profunda y veloz cirugía jurídico-económica aisló el tumor cancerígeno a través de la intervención inmediata de Repsol. Luego, el Congreso lo extirpará al aprobar la declaración de utilidad pública de los hidrocarburos, la expropiación (tasada por el Estado argentino) de la mayor parte del paquete accionario de la empresa saqueadora e ineficaz, la superación de las trabas disgregadoras engendradas por la Constitución de 1994 por medio de la sindicación accionaria de las tenencias accionarias provinciales y nacionales, la elevación de cualquier reforma a esta situación al rango de reforma constitucional (al exigir el apoyo de los dos tercios de las Cámaras para cualquier modificación), y la mayoría accionaria del Estado argentino en la petrolera nacional.
Estamos ante un verdadero modelo de reconstrucción de la soberanía económica, que puede servir como hoja de ruta para alcanzar los mismos objetivos en todas las áreas estratégicas de nuestra economía. Pero ya a partir de ahora la principal empresa del país incorpora a sus objetivos la defensa del interés nacional argentino.
Una petrolera argentina controlada por el Estado es garantía de soberanía y se traduce en la paulatina reducción y desaparición de las importaciones energéticas, en el desarrollo de nuevos yacimientos, y en una política de volúmenes y precios de derivados del petróleo que responda a las necesidades del país y no de los banqueros imperialistas.
Una conducción profesional y patriótica de YPF irá reduciendo, primero, y revertirá después, la descapitalización que provocaba Repsol al concentrarse en la exportación o en la venta de naftas Premium mientras se desentendía de la exploración y el desarrollo de nuevos yacimientos así como de la producción de combustibles industriales y de transporte pesado. Veremos a YPF convertida, otra vez, en palanca de desarrollo y ariete de dignidad.
Como siempre en estos casos, los capitales imperialistas ahora nos amenazan con sanciones. El gobierno argentino no está solo en la lucha contra esas sanciones. Todo el pueblo argentino va a defender la empresa petrolera que acaba de recuperar. Nuestra historia enseña que la mejor garantía de soberanía es la movilización de las masas en las calles. Y también aquí tenemos a América Latina de nuestro lado.
A partir de ahora, el pueblo argentino tiene otra vez su petrolera. No volverá a perderla. Ay de quienes pretendan quitársela otra vez.
16 de Abril de 2012
Mesa Ejecutiva Nacional:
Néstor Gorojovsky, Secretario General
Bailón Jerez, Juan María Escobar, Rubén Rosmarino, Hugo Santos, Gustavo Battistoni, Pablo López, Silvio Zuzulich, Edgardo Sánchez, Jacinto Paz, Lorena Vazquez
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