Nace en Valle del Zonda, provincia de San Juan. Es hija de un caudillo huarpe de ese nombre y de una cautiva blanca. Desde corta edad, aprende a orientarse en los valles y montañas, así como luego a montar y domar caballos, manejar el arco y las boleadoras. Realiza todas estas tareas a la par de los hombres y así también, aprende a pelear, convirtiéndose en protagonista de historias de leyenda donde sobresale por su audacia y valentía.
A partir de 1822, se habría incorporado a la montonera enrolándose en el ejército de Facundo Quiroga y participando en las batallas que da el caudillo riojano. Después del asesinato del Tigre de los Llanos, ella vuelve a la comunidad durante cierto tiempo, pero la política del centralismo porteño, que esquilma a los habitantes de las provincias, la conduce de nuevo a la pelea, ahora sumándose a las fuerzas del caudillo sanjuanino Nazario Benavídez. Mantiene así su militancia federal, participando en la batalla de Angaco y en el Sitio a San Juan.
En 1859, Benavídez es asesinado por los liberales sanjuaninos, amigos de Sarmiento. Ella se repliega para luego acercarse a la montonera de Ángel Vicente Peñaloza, El Chacho, destacándose nuevamente por su brío y valentía. (…) Por tercera vez, su jefe, esta vez El Chacho, muere asesinado, y en este caso degollado, por las llamadas fuerzas de “la civilización”.
Martina regresa a Valle Fértil, la zona de sus antepasados y ahí reside hasta su fallecimiento en 1874, en la localidad de Mogna, donde una cruz de madera indica el lugar en que fue sepultada.
A partir de 1822, se habría incorporado a la montonera enrolándose en el ejército de Facundo Quiroga y participando en las batallas que da el caudillo riojano. Después del asesinato del Tigre de los Llanos, ella vuelve a la comunidad durante cierto tiempo, pero la política del centralismo porteño, que esquilma a los habitantes de las provincias, la conduce de nuevo a la pelea, ahora sumándose a las fuerzas del caudillo sanjuanino Nazario Benavídez. Mantiene así su militancia federal, participando en la batalla de Angaco y en el Sitio a San Juan.
En 1859, Benavídez es asesinado por los liberales sanjuaninos, amigos de Sarmiento. Ella se repliega para luego acercarse a la montonera de Ángel Vicente Peñaloza, El Chacho, destacándose nuevamente por su brío y valentía. (…) Por tercera vez, su jefe, esta vez El Chacho, muere asesinado, y en este caso degollado, por las llamadas fuerzas de “la civilización”.
Martina regresa a Valle Fértil, la zona de sus antepasados y ahí reside hasta su fallecimiento en 1874, en la localidad de Mogna, donde una cruz de madera indica el lugar en que fue sepultada.
Sus hazañas innumerables y heroicas han dejado un recuerdo imborrable en la memoria colectiva del pueblo cuyano. Su imagen de mujer valiente, entregada a defender a las familias más pobres y a reivindicar los derechos de esas provincias empobrecidas, perdura en el oeste del país, aunque los libros, las academias y los colegios no han referencia alguna a su existencia, tal el caso de la Gran Enciclopedia Argentina, de Santillán y la Enciclopedia Visual de Argentina, de la A a la Z, editada por Clarín. Excepcionalmente se la menciona y en esos casos, se la considera –al igual que a Felipe Varela- como “integrante de bandas de forajidos y salteadores”, precio que paga por su militancia en el federalismo provinciano, ignorado o vituperado por la casi totalidad de los historiadores.
LIBRO "LOS MALDITOS" - Vol. II - Pág. 84 Ediciones Madres de Plaza de Mayo
Norberto Galasso — con Daniela Gasibe y 29 personas más.
LIBRO "LOS MALDITOS" - Vol. II - Pág. 84 Ediciones Madres de Plaza de Mayo
Norberto Galasso
No hay comentarios:
Publicar un comentario