lunes, septiembre 26, 2011

La fiesta de la vida *

Cáncer es una de las más difíciles. Hay  palabras que no se pronuncian, ni se escriben. Si  agregamos juventud, si  sumamos un torrente de 200 mil  voces que piden que siga, el tiempo se puede tornar injusto e imperfecto. Pero una ves más la prepotencia de la voluntad  y la fascinación de la ternura colectiva emerge sobre cualquier apocalipsis.
Rostros de asombro, de sorpresa, de alegría, de curiosidad. Caras  preocupadas, miradas bondadosas de hombres y mujeres humildes con chicos en brazos, con gestos maternales que  hurgaban  la figura del máximo dirigente político lomense, visiblemente recuperado.
 Martín Isaurralde llegó en la tarde del domingo con sol, rodeado por incontables muestras de afectos, abrazos y saludos desbordados de vecinos y militantes. Muchos, muchos jovenes, chicas y chicos, que apenas bajó de la camioneta lo acompañaron durante toda la ceremonia de inauguración del Parque Ciudad de San José.
Estrechado por  el  Presidente del Concejo Deliberante Santiago Carazatorre y  por el delegado Amado Salinas, lo secundaron en el corte de cintas, los mensajes al cofre, la recorrida por la pista donde se lucían los cultores del  skat, y posteriormente en el palco con el extenso cartel violeta ‘Orgullo de ser de Lomas’. Ante la multitud el intendente desplegó un discurso cargado de energía y esperanzas.
‘‘La verdad quiero que disfruten de este Parque, que disfruten de Lomas de Zamora. Que pensemos en una sociedad más justa, más igualitaria, Que trabajemos para que en Lomas de Zamora todos puedan tener las mismas oportunidades. Para el que tiene, y para el que no tiene. Apostemos a la educación, apostemos al trabajo, apostemos a una Argentina productiva, con mayor  inclusión, y así vamos a ser más felices entre todos. Gracias por acompañarme. Mucha fuerza. Gracias a aquellos que se preocuparon por mí. Acá estoy, más fuerte que nunca para seguir peleando, para seguir luchando, para compartir los sueños con Lomas de Zamora’’.
Las  palabras finales fueron un clamor inesperado. Llegó a todos y a cada uno. Estalló el aplauso largo, sentido,  hubo cientos de ojos esforzados en esconder lágrimas. Hasta uno de los tantos uniformes azules con correajes y botas negras, de cara,bigote y espalda de pesado, con el pucho inconcluso entre los dedos, a duras penas desviaba la mirada al palco, donde la delgada imagen de ese hombre rapado estaba conmoviendo por su entereza.
El grito de ¡¡Fuerza Martín!! se elevó multiplicado. En la tarde radiante de sol el intendente  invitaba a subir a quienes lo agasajaban con un multicolor barrilete, a las chicas que querían la foto, a los veteranos que lo abrazaban, a los antiguos vecinos que le contaban sus historias.
Pocholo cansado, con la Aranda contemplaban extrañados las proezas de las patinetas. ¿‘‘Vistes flaco lo que podemos hacer los peronistas?-chicaneó  fraternal el responsable de los parques- Salió todo muy bien. Voy a a ver el partido. Juega Boca. Hoy  ganamos’’. Claudia miraba las risas de los chiquitos inundando rápidos los juegos nuevos.


La desconcentración. Las bicicletas, los autos, los perros, los camiones y varios carros. Los besos furtivos de las parejitas. ‘‘Los chiflados del sur’’, la murga de Raúl ‘Lavandina’Cepeda, con  sus trajes de lentejuelas, sus bombos y redoblantes, la locutora pronunciando los nombres de los pibes perdidos. La fiesta del barrio dominguero, la fiesta del pobrerío contento. La fiesta de la vida.


GENTILEZA: LUIS V. MORENO, DIRECTOR PERIÓDICO EL MUNDO ////

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