Dirigentes políticos y medios de “incomunicación social” opositores al gobierno han levantado polvareda, enrareciendo el ambiente contra el juez de la Corte Suprema de Justicia, Raúl Zaffaroni. Se rasgan las vestiduras y condenan al magistrado antes de investigar y saber la verdad, actuando igual que los fariseos que no ven la viga que tienen en sus ojos y pretenden señalar la paja en el ojo ajeno.
Es preocupante que el candidato del partido Radical, que pretende llegar a la presidencia de la Nación, pida la renuncia del magistrado y actúe con tanta ligereza, torpeza y falta de responsabilidad.
Los opositores al gobierno no se detienen ante nada, todo es válido, lo mismo les da un burro que un gran profesor, con el perdón del burro, pobre y bello animalito, que por ser burro ya tiene su saber. La sabiduría natural les está faltando a muchos dirigentes políticos, sería bueno que aprendan del burro, que sabe que burro es.
Ni que decir de la siempre verborrágica y sorprendente vocera de la oposición que nos regala el anuncio de hecatombes y toda clase de calamidades contra el gobierno nacional y no deja a nadie con cabeza, actúa como robadora de esperanzas y ahora encontró donde disparar sus dardos cargados contra Raúl Zaffaroni.
Sería bueno sugerirles serenidad y control de la palabra, cabeza y espíritu, que les permita ver las cosas buenas y dignas en nuestro país.
El juez Zaffaroni ha demostrado a través de su vida y compromiso en los tiempos oscuros que vivimos en el país, lo que es el derecho, los valores éticos y sociales; su responsabilidad y acompañamiento junto al pueblo. Su trabajo y lucha son reconocidos en América Latina y en el mundo. Es un magistrado que nos honra como argentinos.
No acostumbro a dar consejos, para eso está el viejo Viscacha que como el diablo, sabe por diablo, pero más sabe por viejo. En la larga y vieja militancia vivida entre luces y sombras, algunos aprendimos que no es bueno comer vidrio molido, indigesta la mente y el corazón. Es necesaria la conciencia crítica para poder discernir los valores, de los anti-valores y asumir la resistencia social y cultural y no dejarse dominar por campañas contaminadas por los tóxicos de la mentira.
La libertad tiene sus costos y hay que asumirla con alegría, hay que resistir y muchas veces duele, nunca es gratuita. Aquellos que acusan sin esperar el derecho de defensa y se basan en las mentiras, calumnias y otras yerbas, como lo es la campaña contra Zaffaroni, que busca destituir al juez, han tomado el peor de los caminos; la negación de si mismos, son como los desertores de la vida.
Todo el apoyo solidario a Raúl Zaffaroni, (foto)
estamos seguros que muchos hombres y mujeres en el país y el mundo lo acompañamos.
Buenos Aires, 4 de agosto del 2011
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