lunes, junio 20, 2011

CASO NOBLE: "QUIERO QUE LLUEVA", POR MIGUEL SINTAS.

"QUIERO QUE LLUEVA"

Buenos Aires, 17 de junio (Télam por Miguel Sintas). La decisión de los hermanos Felipe y Marcela Noble Herrera de confrontar sus ADN con todo el banco de datos genéticos fue presentada por “Clarín” como una forma de “terminar con la persecución” cuando en realidad parecería tratarse de una forma de resignación ante lo inexorable.

Los más prestigiosos estudios de penalistas del país que asesoran a la titular del mutimedios intuían –con bastante acierto- que era altísimamente probable que la Corte Suprema de Justicia ratificase la extracción de muestras de ADN “voluntarias o no” y su cotejo con todo el Banco de Datos Genéticos.

Frente a la irrefrenable realidad y la falta de nuevos ardides para postergar una vez más lo que vienen demorando desde hace una década ¿qué mejor que ponerse el ropaje de ‘pobres niños perseguidos’ que quieren poner fin a la incertidumbre? ¿qué mejor que mostrarse obedientes frente a la justicia?.

Ante la uniformidad de todos los pronósticos meteorológicos que anuncian tormentas, las cartas climáticas que presagian intensos chaparrones y la unánime descripción que los diluvios que vienen llevaron a los Noble Herrera a decir algo así como “me encantaría que llueva”.

Se acabaron los paraguas protectores y no hay poder económico o mediático que pueda detener el reloj de la historia, solamente se podrá retrasarlo un poco, mover sus manecillas al antojo un tiempo, pero hasta el reloj que no funciona dos veces por día marca la hora exacta y esta parece ser la hora de conocer la verdad.

Más temprano que tarde la ciudadanía sabrá si Marcela y Felipe fueron “abandonados en una canastita” o nacieron en mugrientas maternidades de los centros campos de concentración y torturas donde las prisioneras embarazadas mezclaban sus contracciones con las descargas de la picana.

Si Marcela y Felipe llegasen a descubrir que sus padres fueron torturados y arrojados vivos a las aguas o asesinados en esas matanzas a las que el diario que maneja su “mamá” calificaron como “enfrentamientos” y enterrados en fosas comunes seguramente se sentirán más alviados, porque, aunque lo nieguen, ellos también son víctimas.

Empero si la "imprevista decisión" de los jóvenes obedece a oscuras maniobras elaboradas en algún lujoso escritorio y tendiente a profundizar las dudas; y si las sospechas de algunos se confirman, no habrán hecho sino ratificar que lo sucedido en estos diez años no fue fruto de la "persecución" sino de la complicidad. (Télam).

ms

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