La Plaza de Mayo llena y la mayoría de los argentinos tristes. Otros argentinos, los menos, los poderosos, murmuran, sueñan que se acabó la pesadilla con la muerte de Néstor Kirchner. Se equivocan
Se equivocaron cuando pintaron "viva el cáncer" en la agonía de Eva Perón.
Se equivocaron cuando bombardearon Plaza de Mayo con un saldo de 800 muertos.
Se equivocaron cuando derrocaron a Juan Domingo Perón y lo obligaron a vivir en el exilio durante 18 años.
Se equivocaron con el fusilamiento del general Juan José Valle y una veintena de patriotas.
Se equivocaron con la firma del decreto 4.161 que prohibía su nombre, la marchita, la mención de cualquier otro símbolo y la proscripción del peronismo en todo acto eleccionario.
Se equivocaron con Felipe Vallese y la primera desaparición de un militante político.
Se equivocaron con los golpes de estado en la Argentina.
Se equivocaron con los 30.000 desaparecidos.
Se equivocan ahora cuando creen que con la muerte de Néstor Kirchner se acaba la marea del peronismo.
Esta mañana me vino a la memoria un discurso del general Perón. Fui a la biblioteca y lo busque. Me perecieron palabras exactas para este difícil momento. Palabras que servirán a muchos jóvenes que sufren la pérdida de quien les volvió las ganas de hacer política.
Recordemos un fragmento de aquel discurso de Perón del 1 de mayo de 1952 ante la Asamblea Legislativa:
"Nuestra única gran virtud ha sido adelantarnos al tiempo en su evolución irreversible y 'organizar la marea', para que el paso de esta edad a otra edad de nuestra historia se realice sin grandes inconvenientes y sin mayores sacrificios.
La hora de los pueblos ya no es una palabra de la jerga demagógica en las mentidas democracias de nuestro tiempo.
Los pueblos están abriéndose camino entre la maraña de redes y sombras que lo aprisionaba.
Ninguna fuerza los podrá detener en ese camino de liberación.
La sed de justicia que llena la boca y el corazón de la humanidad ya no podrá ser apagada ni con palabras ni con dinero.
La nuestra, señores, es una marcha de victoria ineludible.
Acaso nosotros, como todos los que en el mundo han levantado una bandera por primera vez, caigamos aparentemente derrotados en nuestro afán casi infinito de justicia y de libertad.
Pero la marcha no será interrumpida por nuestra caída.
Detrás de nosotros vienen todos los pueblos del mundo sedientos de libertad y de justicia.
La justicia y la libertad no se regalan. Se conquistan, se defienden y muchas veces hay que morir por ellas".
diario diagonales 29 de octubre
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