Hace dos días leí lo siguiente en twitter:
“Han pasado demasiados largos días y noches desde que Gilad Shalit fue secuestrado por Hamás 1.501 [días] está más allá de lo comprensible”.
Shalit, como admitiría cualquier ser humano con conciencia, es un soldado de la ocupación israelí cuya misión era matar palestinos. No es un “ciudadano secuestrado” cuya liberación debe pedir la gente de conciencia porque es un soldado de la ocupación. Los israelíes de conciencia son aquéllos que se niegan a servir en un ejército terrorista, no los que van en misiones para matar a civiles desarmados y cuando son detenidos y tomados “cautivos” de pronto se convierten en víctimas. Las fuerzas de ocupación israelíes atacan a diario ciudades, pueblos y campos de refugiados palestinos, y en esos ataques golpean a niños, mujeres y hombres, destruyen las propiedades antes de secuestrar en medio de la noche a varios palestinos que están en sus casas. Según los últimos informes sobre presos politicos palestinos en las cárceles israelíes, hay más de 7.200 presos palestinos, incluyendo a 291 niños, 36 mujeres y 203 presos en detención administrativa*. Desde principios de este año se han registrado 4.140 casos de ataques israelíes a hogares palestinos. Estos ataques fueron acompañados de disparos, del uso de perros feroces, de destrucción de propiedades y de golpes a niños.
Según “Palestine Behind Bars” [Palestina tras los barrotes], desde principios de año se han registrado 2.340 casos de detención, con una media de 11 detenciones por día. Las detenciones se distribuyeron de la siguiente manera: enero, 377; febrero, 322; marzo, 478; abril, 274; mayo, 292; junio, 314; julio, 283. Entre los detenidos en este periodo había 19 mujeres y 150 niños [1]. Así pues, si en aquel día de julio de 2006 Shalit hubiera secuestrado a un palestino, ¿estaría el mundo pidiendo día y noche que se liberara a ese palestino? ¿Simpatizarían las ciudades francesas e italianas y otras ciudades antiguas con el cautivo y le concederían el título de ciudadano honorario? ¿Actuaría como mediador un político occidental tras otro en nombre del palestino cautivo? No, por supuesto que no. Hay más de 7.000 palestinos cautivos en las mazmorras israelíes y ningún político pide que sean liberados ni habla de sus sufrimientos o visita a sus padres para decirles, ¡estamos con vosotros!
Shalit es un soldado de la ocupación. Se puede secar el océano, hacer que desaparezca el sol y traer a los marcianos de visita, pero nadie cambiará el hecho de que Gilad Shalit es un soldado armado de la ocupación israelí el cual, como todos los demás soldados de la ocupación israelíes, tiene licencia para matar palestinos y no le preocupan las consecuencias de ello. Y podéis gritar la palabra “terrorismo” cuantas veces y todo lo alto que queráis, podéis cantar la patética cantinela de “nos odian... nos atacan... no nos quieren” cuantas veces queráis y podéis verter todas las lágrimas de cocodrilo que queráis, pero nunca podréis cambiar un simple hecho: vosotros sois los ocupantes, vosotros sois los criminales, vosotros sois los asesinos, vosotros sois los extranjeros en esta tierra y no tenéis derecho a ella, y nosotros tenemos derecho a usar cualquier medio de resistencia que consideremos útil para luchar contra vuestro terrorismo, contra vuestra brutalidad, vuestro racismo y vuestro sionismo.
Así pues, si pasar 1.501 días en “cautividad” está más allá de lo comprensible, ¿cómo llamáis a pasar 6.000 días en cautividad? ¿O incluso 9.000 días en cautividad? Si pasar 1.501 días en cautividad está más allá de lo comprensible, ¿cómo llamaríais a pasar 11.817 días cautivos de una entidad terrorista?
Sí. 1.501 días en “cautividad” está más allá de la comprensión de un sionista que cree que él o ella tiene derecho a robar la tierra de otros, a matar a sus familiares, a tratarlos como infrahumanos y a encerrarlos en calabozos para siempre por atreverse a pedir su libertad y sus derechos. 1.501 días en “cautividad” está más allá de la comprensión de un sionista que cree que él o ella está por encima de la ley sin importar lo que haga, y que ningún tribunal, humano o divino, tiene derecho a cuestionarlos o a perseguirlos. Para los sionistas, los detenidos palestinos (cuyo único “crimen” es el amor a la libertad) tienen que permanecer olvidados entre rejas, tienen que pudrirse en estas mazmorras que no son aptas para animales. Sus nombres tienen que permanecer desconocidos, su sufrimiento oculto al mundo exterior, sus sueños arrebatados y sus vidas se tienen que ir apagando sin una palabra de protesta. Tienen que ser calificados de “terroristas”, de “criminales”, de “asesinos” por osar alzarse contra la brutal ocupación, por atreverse a soñar con un mundo mejor para sus hijos, por atrecerse a actuar para lograr este sueño.
1.501 días en “cautividad” está más allá de lo comprensible para la criminal y racista mente sionista, pero sólo cuando los “cautivos” son sionistas. Por otra parte, para la criminal y racista mente sionista es comprensible, aceptable y bienvenido que los palestinos se pudran en las mazmorras sionistas durante 11.000 días. Un sionista, ya sea en uniforme civil o militar, tiene luz verde para disparar y matar en el acto a cualquier palestino que él o ella “piense/crea/asuma/prediga/lea en los posos del café” que puede plantear una “amenaza” para la entidad con potencia nuclear que es el cuarto ejército más poderoso del mundo, y está seguro o segura de que nunca será detenido, juzgado o encarcelado por ello. Pueden matar palestinos a sangre fría, a plena luz del día y sin motivos (los motivos se pueden elegir después entre una lista de “por qué maté a un palestino sin motivo pero no puedes criticarme por ello” inventada por el bien de los medios de comunicación) e incluso puede conseguir una medalla por ello (lo llaman “matar a un terrorista y salvar Erez Israel”, aunque ese “terrorista” sea un niño de cuatro años).
Por otra parte, un palestino sólo necesita ser palestino y estar presente en la misma calle, pueblo, ciudad, región, continente, planeta o galaxia en el que es “atacado” un sionista (atacar es un término sionista, porque según las normas y valores humanos un brutal ocupante es quien ataca, mientras que el pueblo ocupado y oprimido en realidad siempre se defiende de estos ataques y resistir a la ocupación es una forma de defenderse a sí mismo, a su familia, a su tierra, sus derechos y su libertad), para ser detenido, torturado y encarcelado por “atacar” al sionista armado hasta los dientes, incluso sin prueba alguna. Todo lo que se necesita es un palestino, cualquier palestino (hasta un niño de 6 años servirá), un terrorista sionista que acabe de volver de una misión de matar a algunos palestinos, demoler algunas casas palestinas o arrancar algunos árboles palestinos, y el terrorista sionista “testificará” que el padre palestino que acaba de estar trabajando la tierra para alimentar a sus hijos, o el hermano palestino que acaba de estar dando clases en un aula, o el hijo palestino que volvía a casa de la universidad, o el niño palestino que estaba jugando en la calle con sus amigos acababa de “atacar” o de planear un “ataque” (ya que los sionistas tienen el superpoder de leer las mentes) a un miembro del terrorista ejército sionista que ocupa a un pueblo y lo oprime. Sí, en una entidad colonial ilegal que se estableció sobre los cuerpos de palestinos y sobre las ruinas de sus hogares, en una entidad ilegal orgullosa de legado racista que afirma (en nombre de organismos inútiles como la ONU) ser una “democracia” y un “Estado que acata la ley”, se detiene a los palestinos desde hace décadas basándose en la falta de pruebas y en las llamadas “pruebas secretas”, esto es, falsos testimonios de criminales de investigación del ejército de ocupación que a pesar de la tortura no fueron capaces de obligar a secuestrados palestinos a admitir algo que no habían cometido, así que estos “investigadores” escriben cuentos de hadas y los presentan como “prueba”.
El tribunal del ejército israelí sabe que son mentiras, los soldados del ejército israelí saben que son mentiras y los medios de comunicación israelíes saben que son mentiras, todo el mundo “serio” sabe que son mentiras, pero no importa mientras que para el final del día otro palestino esté encerrado tras los barrotes para una larga temporada.
Sí. 1.501 días en “cautividad” está más allá de la comprensión de un sionista.
Entre los más de 7.200 presos palestinos que están actualmente en cárceles israelíes hay:
- 308 “presos veteranos”: presos palestinos que han estado encerrados en las cárceles israelíes desde antes que se firmaran el llamado acuerdo de paz entre la entidad sionista y la muerta desde hace tiempo OLP en mayo de 1994.
- 118 “decanos de los presos”: presos palestinos que llevan más de veinte años dentro de las cárceles israelíes.
- 21 “generales de paciencia”: presos palestinos que llevan más de veinticinco años en las cárceles israelíes.
Así pues, mundo serio: cada vez que sientas pena por el soldado de la ocupación sionistas “cautivo” de los palestinos durante 1.501 días, sigue cerrando los ojos y los oídos, sigue ignorando el sufrimiento de los palestinos y sigue atenuando el hecho de que 9.000 días preso de los sionistas es más largo que tus 1.501 días, que 11.817 días preso de los sionistas es más largo de lo que cualquier ser humano puede soportar.
Mundo serio: sigue hablando del sufrimiento humano, de los derechos humanos y de cómo la “dignidad humana es inviolable”, menciona a cada nación que sufre en este planeta y en los planetas vecinos y llora por sus sufrimientos, llora con ellos, álzate con ellos y defiende sus derechos pero sigue ignorando el sufrimiento de los palestinos. Escribe, cuenta y canta los sufrimientos que acabaron hace mucho, enseña a tus hijos día y noche sobre ellos, haz que se aprendan de memoria los nombres, los lugares y las fechas, diles “no olvidar nunca” y “nunca más”, pero enséñales también que el sufrimiento de los palestinos se puede olvidar, ignorar y desecharse.
Mundo serio: sigue repitiendo el nombre de “Gilad Shalit” todo el tiempo y todo lo alto que quieras, porque tu “conciencia” está ausente, tu “humanidad” es condicional, tus “causas” son tan falsas como tu “todos los seres humanos son iguales”.
Continúa con tu silencio, con tu indiferencia, y un día, mundo serio, mundo humanitario, te cansarás de esta o aquella “causa” porque ya no es lo bastante atractiva o gratificante. Y cuando te canses y tu voz se haga cada vez más débil, nuestra voluntad seguirá siendo firme, poderosa y enérgica, seguiremos cantando y gritando, nuestra voz nunca se cansará porque nuestra causa nunca morirá por ser una causa justa y la justicia nunca muere. Y a pesar de vuestro silencio durante sesenta años, nosotros, palestinos, no estaremos en silencio y no seremos silenciados. Siempre llamaremos a nuestros presos por su nombre, uno por uno. Seguiremos teniendo sus nombres en nuestra memoria y seguiremos llevando sus imágenes en nuestros corazones hasta que estén todos libres, hasta el último de ellos sea libre para oler Palestina, ver sus colinas y sus valles, tocar sus olivos e higueras y besar su suelo sagrado. Seguiremos memorizando sus nombres, escribiendo sus nombres, cantando sus nombres, seguiremos nombrándolos en cada amanecer y en cada ocaso porque su cautividad es la cautividad de todos nosotros y su libertad es la libertad de todos nosotros.
La semana pasada mi primo pequeño que estaba sentado detrás de mí, vio la foto de un cartel de cuatro presos palestinos en la pantalla de mi ordenador. Me miró y sin que yo se lo pidiera dijo los nombres de los cuatro. En el cartel no había nombres, nada. Así pues, mundo serio, esto no es para vosotros, porque para mí estáis muertos. Esto es para la joven generación de palestinos, de manera que puedan no olvidar nunca los nombres, para que los memoricen, repitan a los héroes a menudo olvidados e ignorados, pongan nombres a las cifras que a menudo citamos y pongan nombres a las caras que están encerradas tras los barrotes y luchen por ellos hasta que el último preso palestino esté libre.
Un soldado sionista en “cautividad” durante 1.501 está más allá de lo comprensible, pero un palestino o una palestina que pasa más de la mitad de su vida cautivo o cautiva de los israelíes es aceptable, es excusable.
Na’il, Fakhri, Akram y todos vosotros, camaradas; os llaman “terroristas” cuando vuestro único “crimen” es vuestra sed de libertad. Os llaman “terroristas” cuando vuestro único “crimen” es alzaros contra los soldados de la ocupación que vinieron y asesinaron a vuestras familias, destruyeron vuestras casas y os expulsaron de vuestro pueblo. Os llaman “terroristas” cuando son sus manos las que están manchadas con la sangre de nuestro pueblo. Os llaman “terroristas” cuando son sus excavadoras las que destruyen nuestras casas, nuestros campos y nuestros olivos. Os llaman “terroristas” cuando son ellos quienes asedian nuestros pueblos, ciudades y campos de refugiados, nos encierran tras los barrotes y nos privan de nuestros derechos legítimos.
Na’il, Fakhri, Akram y todos vosotros, camaradas; son ellos quienes son los terroristas y vosotros sois luchadores por la libertad. Ellos son los asesinos y vosotros los héroes. Ellos son los sionistas y vosotros los palestinos.
Yo quería escribir cada uno de los nombres, cada uno de sus nombres, pero por desgracia no hay bases de datos con todos los nombres; he tenido que buscar durante semanas para completar estas tres listas. Por lo tanto, pido disculpas a cada uno de los presos y presas a los que no nombro, a sus familias que lean los nombres de otros presos a los que se menciona en esta o aquella petición y en este o aquel comunicado de prensa y se pregunten: ¿y mi hijo o mi hija? Os pido disculpas porque cada uno de vosotros es mi héroe. Nunca se os olvida y nunca se os olvidará porque vuestra libertad es nuestra libertad.
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