Del mismo modo que la palabra "desaparecido" quedó tristemente asociada a Argentina, y el término "apartheid" ligado a Sudáfrica, seguramente el concepto de "bloqueo" se une indisolublemente a Cuba, producto de la vigencia de algo más de 48 años de una medida que, con todo, el mundo cuestiona, aunque por estos días la liberación de presos haya opacado algo de ese debate.
La decisión del gobierno de los hermanos Castro de permitir la salida de la cárcel y del país de los presos de la llamada “Primavera negra”, operó, al menos en parte, como respuesta a la demanda de varios países -inclusive de algunos con marcadas simpatías con la isla-, para que el égimen se flexibilice. eds de esperar, dado este paso, que ahora se redoble la ofensiva para con Estados Unidos para que también el bloqueo cese.
Enormes limitaciones comerciales, imposibilidad de acceder a organismos de crédito y pérdidas por cerca de 90 mil millones de dólares son apenas algunas de las fatales consecuencias que sufre Cuba por el bloqueo que Estados Unidos impone desde 1962, apenas 3 años después de la Revolución.
El bloqueo, el más prolongado que haya conocido la humanidad, es señalado por las autoridades de la isla como un acto de genocidio, tiene un curioso carácter extraterritorial y generó un dato asombroso: 7 de cada 10 cubanos nacieron y vivieron "bloqueados".
La medida fue formalmente impuesta en febrero de 1962, y dispuso el embargo total del comercio entre EEUU y Cuba, aunque la potencia de América del Norte ya venía imponiendo desde 1959 sanciones económicas a la joven Revolución.
Después, aquella primera proclama de 1962 se fue reforzando y complementando con otras normas: la llamada Ley Torricelli, de 1992; la Ley Helms Burton, de 1996; las restricciones a visitas familiares decididas por George Bush; y la Ley de Asignaciones Presupuestarias de 1999, que puso en jaque los derechos de propiedad intelectual y de marcas.
Aunque el derecho internacional -y hasta la propia legislación estadounidense- definen al "embargo" como una orden emitida por un gobierno en tiempos de guerra para colocar los buques extranjeros y sus cargamentos, y excepcionalmente otras propiedades, bajo el control del Estado, EEUU insiste en usar esa denominación para el bloqueo.
Es que, en rigor, desde 1909, cuando se hizo en Londres la Conferencia Naval, quedó establecido que el bloqueo es "un acto de guerra" y, en consecuencia, sólo aplicable a países beligerantes.
Para varios especialistas, la medida califica como crimen internacional de genocidio, según lo definido en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, aprobada por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1948.
Destaca, además, que la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA) -de la que Cuba está excluida pero a la que adhiere EEUU- considera la agresión económica como un delito.
El bloque implica, también, que Cuba no recibe un solo dólar de las sumas que el BID y el Banco Mundial destinan a planes de desarrollo en América Latina y el Caribe.
Y por la decisión estadoundense una empresa de un tercer país no puede vender a Cuba ningún producto o equipo si tiene más de 10 por ciento de componentes norteamericanos, y, a la vez, una empresa de un tercer país no puede vender a EEUU un producto si contiene materia prima cubana.
Por supuesto, los estadounidenses tienen vedados los viajes turísticos a la mayor de las Antillas, pero las estimaciones más serias sitúan en 5 millones al año el número de potenciales viajeros, que dejarían un ingreso de 7 mil millones de dólares.
Uno de los peores puntos a los que obligó el bloqueo fue el freno al intercambio académico y la prohibición de las ventas de equipos médicos, que afecta a varios de los programas cubanos a gran escala.
Desde 1992, en la Asamblea General de la ONU se viene presentando un proyecto de resolución bajo el título "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba", aprobado sistemáticamente por una creciente mayoría.
A modo de ejemplo, vale citar las últimas votaciones: entre 185 y 188 países rechazan el bloqueo, lo suelen defender apenas 3 (EEUU, Israel e islas Palau) y se abstienen algunos pocos (por ejemplo, islas Marshall y Micronesia). En la primera discusión, en 1992, habían sido 59 los que votaron a favor de Cuba.
Las discusiones anuales en la ONU son la suma de pronunciamientos de todo tenor y relevancia: presidentes, bloques regionales, organizaciones sociales y sindicales de todo el mundo condenan en términos similares la medida contra la isla.
Hay quienes remarcan la "doble moral" de aislar a Cuba por su condición de país socialista, mientras se comercia con estados como China o Vietnam, con los mismos sistemas políticos y económicos que la isla. El intercambio con estos países suele defenderse en EEUU como una influencia benigna, que los animaría a optar por el libre mercado.
Pero los cuestionamientos también obedecen a que, en su momento, el bloqueo generó más ataduras entre Cuba y la ex URSS y, ahora, le permite al gobierno "culpar" de las difíciles condiciones económicas a la medida.
Esas críticas "hacia adentro" de EEUU se deben además a que, a todas luces, el bloqueo estuvo muy lejos de servir para erosionar al régimen socialista, que cumplió ya 51 años con algunas encrucijadas económicas, pero sin mayores turbulencias.///////////////
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